lunes, 29 de junio de 2009

El movimiento sindical venezolano en la época de la mundialización: la transición del “puntofijismo” al “bolivarianismo”

El movimiento sindical venezolano ha ido de la mano con los procesos que han marcado la democracia del país como el bipartidismo o lo que es lo mismo el puntofijismo en el que sólo dos partidos tenían todo en sus manos.
Cabe destacar, que en dicha época, tanto los sectores económicos, como políticos estaban viciados e inmersos en la industria petrolera; así mismo, la falta de autonomía de las organizaciones sindicales y el gran deterioro de la democracia han sido factores fundamentales para el fracaso de las reivindicaciones socialistas.
Por este motivo, se genera la propuesta echa en el Manifiesto de Porlamar; en la cual los trabajadores y sus sindicatos debían participar como socios del Estado. Este sindicato neocorporativo le hacia propuestas al gobierno sin formar parte del Estado, pero fracasó pues no pudo reivindicar el movimiento.
Por otro lado, para ese momento la industria petrolera generaba grandes ganancias pero realizaba grandes inversiones en el exterior, por lo que se produjo el fracaso financiero de 1983 con la política económica de Luis Herrera; que llevo el salario real al declive del que no ha salido aún en la actualidad; pues trajo como consecuencia el retroceso total del movimiento sindical, el cual no pudo influir en la empresa para determinar el pago de la fuerza de trabajo a través de la negociación colectiva. Luego con el gobierno de Lusinchi esto se agudizó pues la corrupción fue aun mayor.
El sindicato neocorporativo comienza a desintegrarse en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, con el Caracazo.
En este sentido, la propuesta gubernamental no fue aceptada por el país, generando descontento, dos insurrecciones militares, cacerolazos, apagones, entre otros; lo que también a su vez se reflejó en el movimiento sindical que va hacia su desintegración, puesto que se realizaron huelgas ilegales de las que sus dirigentes niegan haber sido consultados para las mismas.
Todo esto lleva a las elecciones de 1998 en el que resulta Hugo Chávez ganador, quien propone eliminar las cúpulas podridas de los sindicatos; e ideológicamente pretende que el sindicato tenga su propia autonomía dada por los propios trabajadores.
Es así como hoy día, el sindicato es un movimiento social que intenta organizar, representar los intereses económicos y sociales de la masa trabajadora y a su vez trata de dirigirla y controlarla dentro de los conflictos sociales. Por consiguiente: el dirigente sindical es el gestor de las reivindicaciones individuales y colectivas de todos los trabajadores.
Sin embargo, uno de los problemas actuales es el desmembramiento de los sujetos colectivos y los cambios de las personas, con el avance del individualismo por los cambios culturales, tecnológicos y sociales. Por consiguiente, esta manera de organizarse implica formas diferentes de relación entre sindicatos y trabajadores.
En tal sentido, en la Constitución se indica claramente que el Estado no debe decirle a los sindicatos la forma de como manejar el funcionamiento interno de los mismos, aunque si regla como y cuando elegir sus autoridades representativas.

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